Beneficio del nitrógeno en llantas.

  • Menor pérdida de presión con el tiempo

El nitrógeno tiene moléculas más grandes que el oxígeno, lo que hace que escape más lentamente a través de la goma del neumático.

Resultado: Menor necesidad de rellenar presión constantemente, especialmente útil para conductores que no revisan sus llantas con frecuencia.

  • Mayor estabilidad de presión con temperatura

El nitrógeno es menos reactivo a los cambios de temperatura en comparación con el aire.

Esto es importante porque las llantas no se inflan ni desinflan tanto cuando sube o baja la temperatura, mejorando la consistencia del rendimiento.

  • Reducción del riesgo de oxidación interna

El aire comprimido contiene humedad, lo cual puede generar óxido en el rin (especialmente si es de acero) y en los sensores del sistema de monitoreo de presión (TPMS).

El nitrógeno es seco y libre de humedad, por lo tanto: Evita la corrosión interna.  Mejora la durabilidad del neumático y del rin.

  • Mayor vida útil del neumático

Menor pérdida de presión = menos desgaste irregular.

Menos oxidación = menor deterioro interno.

Resultado: Mejor rendimiento general del neumático a largo plazo.

  • Ligera mejora en el ahorro de combustible

La presión estable contribuye a mantener la resistencia al rodamiento óptima.

Esto puede mejorar ligeramente el rendimiento del combustible, aunque el efecto no es muy significativo si ya mantienes buena presión con aire normal.

  • Mayor seguridad

Mantener la presión adecuada reduce el riesgo de: Reventones, desgaste desigual que afecte la tracción o el frenado. Esto es vital en viajes largos, vehículos de carga o autos que viajan a altas velocidades.

¿Vale la pena el nitrógeno para todos? Al contestar esta pregunta hay que considerar:

  1. Costo: Inflar con nitrógeno suele tener un costo adicional.
  2. Disponibilidad: No todos los centros de servicio lo ofrecen.
  3. Beneficio real, es más notable en: vehículos de alto desempeño.
    • Camiones de carga o maquinaria pesada.
    • Condiciones extremas (temperaturas muy altas o bajas).
    • Conductores que olvidan revisar la presión.

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